El calzado es el primero en sufrir las inclemencias del tiempo. La lluvia, el barro, los roces que sufre la piel o el polvo de las calles, son los principales causantes del desgaste que día tras día pueden sufrir nuestros zapatos.

Es importante disponer de unos minutos diarios para adecentarlos y cepillarlos. Seguro que con el paso del tiempo agradeceremos  seguir llevando en nuestros pies unos lustrosos y brillantes zapatos cómo el primer día, hay que tener en cuenta que el cuidado diario del zapato  contribuye a prologar su vida útil durante mucho más tiempo.

Para ello debemos tener en cuenta que necesitamos unos productos de limpieza adecuados para cada tipo de material, lo más recomendable es tener una crema para zapato para cada color, así como una incolora, dos o tres cepillos de cerdas blandas y varias gamuzas de algodón para sacarles brillo cuando sea necesario.

Si no disponemos de una crema del mismo color que el zapato podemos usar siempre la crema incolora para limpiar y abrillantar el zapato, hará lo mismo que la crema de color a excepción de tapar las posibles ralladuras que tenga la piel.

A continuación se indican unos consejos para proceder con su cuidado.

Comenzaremos cepillando suavemente los zapatos para quitarles los restos de suciedad, polvo o tierra que puedan tener pegados, si disponemos de algo de más tiempo es recomendable quitar los cordones para que la crema penetre por la lengüeta del empeine y no queden restos atrapados entre ellos. En el caso de manchas resistentes podemos usar un limpiador neutro a base de alcohol para diluir la mancha, debemos asegurarnos de pasar rápidamente al segundo paso, para rehidratar la piel, de lo contrario la piel se secará y se agrietará.

En segundo lugar se aplicará la crema, para ello nos ayudaremos de un cepillo de cerdas blandas que moveremos suavemente por el zapato de una manera horizontal, es importante que seamos generosos con la cantidad, ya que la piel necesitará nutrirse de las ceras que componen la crema.

Seguidamente dejaremos pasar unos minutos hasta que el zapato “consuma” esa cantidad de crema que previamente le hemos aplicado.

Sirviéndonos de un segundo cepillo le quitaremos los restos de cera que se hayan podido incrustar en los bordes de la suela o si se tratase de un zapato troquelado la crema que se hubiese podido meter en los orificios que conforman el dibujo.

Finalmente cogeremos una gamuza o un trapo limpio de algodón para pulir y abrillantar la superficie del zapato, hay algún modelo de calzado que requiere operaciones más complejas, sobre todos los clásicos de vestir o aquellos que por las características de su piel así nos lo indiquen.

Recordemos que la crema se da como máximo y en función de su uso una vez por semana, en cambio el cepillado debe convertirse en un ejercicio diario.

CONSEJO: En PasosCómodos no recomendamos el uso diario o repetitivo de productos “instantáneos” y/o milagrosos cómo pueden ser las ceras líquidas, esponjas humedecidas, toallitas de bebés…. Y un sinfín de parecidos.

La razón es muy simple, la mayoría de estos productos contienen grandes cantidades de alcohol o disolventes parecidos. Estos productos tienen una gran efectividad para dejar el zapato impoluto en un instante pero con el inconveniente de que aparte de llevarse la suciedad también se llevan la capa hidratante de la piel, la capa que la protege. Por ese motivo el uso repetitivo y sistemático puede producir, cómo comentamos en el primer consejo, que la piel se reseque y se agriete. Por lo tanto recomendamos el uso de estos productos sólo en casos de “emergencia” pero teniendo en cuenta que al final del día debemos rehidratar la piel.